Llevaba ya tiempo queriendo pescar detenidamente las aguas de Valdeganga. Ya hemos estado por muchos puestos y réculas y tablas de esta zona, pero nunca tan cerca del pueblo.
Mi padre siempre me ha dicho que esta es la zona donde más lucios ha pescado él, desde la presa del pueblo, río arriba hasta Bolinches. Esto se explica por la piscifactoria que hay aguas arriba y que da de comer a lucios, barbos y basses, y los pone bien gordos.
Expediciónes del Júcar:
Empezamos por la mañana temprano, quedo con Rafa y salimos dirección Valdeganga, destino, la nueva finca de David (paraíso). El acceso al agua está difícil, un terraplen con zarzas covierte la botadura en delicada, con sus varios viajes arriba/abajo con tablas, mochilas, cañas, nevera...a las 9 navegamos río arriba. Mucha niebla, prácticamente no se puede lanzar con seguridad. Momento lucio, no?
Las primeras impresiones confirman las sospechas, territorio big Esox! Orillas llenas de aneas y cañas que descienden hasta unos 2-3 metros, fondos cargados de algas que suben hasta la superficie formando largos canales, y pequeñas "piscinas", árboles hundidos, pilas de leña hundida hace siglos...Lo vamos a flipar!
Salga lo que salga, el plan es pescar durante todo el día y pasar la noche en la orilla, con el saco de dormir y el camping gas para el té calentito.(con 0ºC ya no hay mosquitos)
Mucho lance.com:
Empezamos la jornada con una spinnerbait Stanley Wedge+ 1/2oz chartreuse/blue, de trailer un paca craw, clásico. Rafa está empezando en esto de la pesca, prospecta orilla con una cucharilla especial lucio de lana roja.
Mucho lance entre las algas, a los escondites, a las sombras...quizás es demasiado temprano, aún no se han despertado los basses...de pronto un chapoteo en superficie a nuestra espalda, los alburnos huyen, de pronto un chapoteo con salto incluído, un bass desayunando. Lanzo la spinner y clavo al instante, era un pequeño bass con ganas de jaleo.
Mi padre siempre me ha dicho que esta es la zona donde más lucios ha pescado él, desde la presa del pueblo, río arriba hasta Bolinches. Esto se explica por la piscifactoria que hay aguas arriba y que da de comer a lucios, barbos y basses, y los pone bien gordos.
Expediciónes del Júcar:
Empezamos por la mañana temprano, quedo con Rafa y salimos dirección Valdeganga, destino, la nueva finca de David (paraíso). El acceso al agua está difícil, un terraplen con zarzas covierte la botadura en delicada, con sus varios viajes arriba/abajo con tablas, mochilas, cañas, nevera...a las 9 navegamos río arriba. Mucha niebla, prácticamente no se puede lanzar con seguridad. Momento lucio, no?
Las primeras impresiones confirman las sospechas, territorio big Esox! Orillas llenas de aneas y cañas que descienden hasta unos 2-3 metros, fondos cargados de algas que suben hasta la superficie formando largos canales, y pequeñas "piscinas", árboles hundidos, pilas de leña hundida hace siglos...Lo vamos a flipar!
Salga lo que salga, el plan es pescar durante todo el día y pasar la noche en la orilla, con el saco de dormir y el camping gas para el té calentito.(con 0ºC ya no hay mosquitos)
Mucho lance.com:
Empezamos la jornada con una spinnerbait Stanley Wedge+ 1/2oz chartreuse/blue, de trailer un paca craw, clásico. Rafa está empezando en esto de la pesca, prospecta orilla con una cucharilla especial lucio de lana roja.
Mucho lance entre las algas, a los escondites, a las sombras...quizás es demasiado temprano, aún no se han despertado los basses...de pronto un chapoteo en superficie a nuestra espalda, los alburnos huyen, de pronto un chapoteo con salto incluído, un bass desayunando. Lanzo la spinner y clavo al instante, era un pequeño bass con ganas de jaleo.
La primera captura siempre anima al pescador, te hace recuperar la confianza, te sube la moral, te vas creyendo que eres bueno, a veces hasta piensas que con suerte y tiempo, sacabas 20 más. Por desgracia, la mañana avanza y aprieta el calor, agradeces la nevera. Remontamos el río hasta llegar a unos rápidos que nos frenan y nos impiden seguir rio arriba, un chasco porque esperábamos llegar hasta la piscifactoria, y no estamos ni a mitad de camino. El motor eléctrico no remonta rápidos, y nos dejamos arrastrar de nuevo río abajo. Habrá que encontrar un modo de remontar la próxima vez.
La primera manga toca a su fin, van a dar las 2 cuando llegamos a la orilla de David, y tan solo dos basses pequeños han mordido el engaño; ni rastro de lucios.
La hora del café:
Rafa se va a comer, me quedo solo hasta que venga David, aprovecho para subir al coche a preparar unos bocatas, cuando bajo a comer juntoa la barca, me resbalo y pego un vuelo elegante que acaba junto al agua, veo los bocatas volar más alto que nunca, el salchichón se sepra lentamente del pan, lentamente giran y giran por los aires... la escena es bonita, pero he pegado con el culo y el hueso cular, me da la risa, aunque duele. -"Esto tengo que contarlo en cuanto llegue".
Por fin llega David, con nuevas energías y la caña preparada. Monta su señuelo estrella, un cangrejo swimingCrawdad de Yum, color? color cangrejo de río Austropotamobius pallipes. Con este bicho sacó una lucioperca de 4 kilos en Bolinches, viene dispuesto a dar guerra.
Empezamos la segunda manga navegando directamente río abajo hacia Valdeganga. El paraje sigue siendo de ensueño, muchísimas algas van formando recovecos y entramados de canales desde la orilla de cañas hasta la zona más profunda en mitad del río. De pronto el tramo empieza a estrecharse, para terminar abriendo en una tabla de unos 30 metros de ancho...aquí es donde viven. Lanzamos con todo para cubrir agua y detectar algún luciaco apostado en la tabla. Hemos cambiado la táctica, ahora David monta un enorme jerkbait de vinilo Zoom Mag Fluke, babybass; yo he cambiado a una spinnerbait más grande, StrikeKing premier+, white/shad con anzuelo extra, sin trailer.
Lanzo paralelo a la orilla del margen derecho, voy pasando el señuelo por debajo de unas cañas, cuando noto la picada. El señuelo se para en seco, y empieza a tirar hacia atrás. Mis primeros cálculos me dicen que se trata de un lucio de unos 2 kilos, con mucha calma bajo la puntera de la caña para crear "slack" (hilo suelto) y clavo con fuerza hacia arriba. No hay duda, el cabeceo y sacudidas que noto al otro lado del sedal, confirman que se trata de un lucio, ya no estoy tan seguro de que pese dos kilos. -"es un lucio!" le digo a David, mientras él va echando el ancla y se asoma por la borda para verlo.
Mi intención es dejar que lo saque David, nunca ha pescado uno, y hace tiempo que no los ve vivos. Estoy decidido a pasarle la caña para que se de el gusto. Han pasado dos segundos escasos desde la clavada. La cosa se pone interesante. El lucio se pone serio y empieza a tirar con decisión, la caña se dobla demasiado y el freno del carrete empieza a perder hilo muy rápido; el lucio tira hacia aguas abiertas, y buscando fondo. No hay que ser Skeet para notar que ya no pesa dos kilitos, aún no lo hemos visto, pero está claro que va a ser muy grande. La tensión se apodera de nosotros, no hay manera de recuperar hilo, cada vez que giro la manivela, él contesta con nuevas sacudidas de cabeza brutales, seguidas de una nueva carrera río abajo. Empiezan los gritos: -"no lo veo" ; "déjale hilo"; "ponte los guantes "; "saca la cámara".
Las piernas tiemblan tanto que la barca comienza a vibrar con nosotros. El animal se va cansando, el freno de mi querido Abu García cumple fielmente. La tensión está por las nubes, lo estamos acercando, lo tenemos realmente cerca. De pronto, y notando su cercanía a los gritos, el lucio sube como una bala a la superficie, pega un coletazo y se vuelve a sumergir, huyendo por debajo de la barca. Nos quedamos blancos! El tamaño sí importa, hemos visto poco, pero la panza grisácea confirma nuestros temores, nos va a costar mucho sacarlo. Ahora le hemos visto los dientes, ya sabemos a qué nos enfrentamos, hay que actuar con decisión y sangre fría, llevamos ya un tiempo con él y es hora de sacarlo del agua.
Los últimos momentos de la pesca de un lucio grande, no son tarea fácil, tienes que tener un concepto muy claro : esos dientes cortan mucho!
La primera manga toca a su fin, van a dar las 2 cuando llegamos a la orilla de David, y tan solo dos basses pequeños han mordido el engaño; ni rastro de lucios.
La hora del café:
Rafa se va a comer, me quedo solo hasta que venga David, aprovecho para subir al coche a preparar unos bocatas, cuando bajo a comer juntoa la barca, me resbalo y pego un vuelo elegante que acaba junto al agua, veo los bocatas volar más alto que nunca, el salchichón se sepra lentamente del pan, lentamente giran y giran por los aires... la escena es bonita, pero he pegado con el culo y el hueso cular, me da la risa, aunque duele. -"Esto tengo que contarlo en cuanto llegue".
Por fin llega David, con nuevas energías y la caña preparada. Monta su señuelo estrella, un cangrejo swimingCrawdad de Yum, color? color cangrejo de río Austropotamobius pallipes. Con este bicho sacó una lucioperca de 4 kilos en Bolinches, viene dispuesto a dar guerra.
Empezamos la segunda manga navegando directamente río abajo hacia Valdeganga. El paraje sigue siendo de ensueño, muchísimas algas van formando recovecos y entramados de canales desde la orilla de cañas hasta la zona más profunda en mitad del río. De pronto el tramo empieza a estrecharse, para terminar abriendo en una tabla de unos 30 metros de ancho...aquí es donde viven. Lanzamos con todo para cubrir agua y detectar algún luciaco apostado en la tabla. Hemos cambiado la táctica, ahora David monta un enorme jerkbait de vinilo Zoom Mag Fluke, babybass; yo he cambiado a una spinnerbait más grande, StrikeKing premier+, white/shad con anzuelo extra, sin trailer.
Lanzo paralelo a la orilla del margen derecho, voy pasando el señuelo por debajo de unas cañas, cuando noto la picada. El señuelo se para en seco, y empieza a tirar hacia atrás. Mis primeros cálculos me dicen que se trata de un lucio de unos 2 kilos, con mucha calma bajo la puntera de la caña para crear "slack" (hilo suelto) y clavo con fuerza hacia arriba. No hay duda, el cabeceo y sacudidas que noto al otro lado del sedal, confirman que se trata de un lucio, ya no estoy tan seguro de que pese dos kilos. -"es un lucio!" le digo a David, mientras él va echando el ancla y se asoma por la borda para verlo.
Mi intención es dejar que lo saque David, nunca ha pescado uno, y hace tiempo que no los ve vivos. Estoy decidido a pasarle la caña para que se de el gusto. Han pasado dos segundos escasos desde la clavada. La cosa se pone interesante. El lucio se pone serio y empieza a tirar con decisión, la caña se dobla demasiado y el freno del carrete empieza a perder hilo muy rápido; el lucio tira hacia aguas abiertas, y buscando fondo. No hay que ser Skeet para notar que ya no pesa dos kilitos, aún no lo hemos visto, pero está claro que va a ser muy grande. La tensión se apodera de nosotros, no hay manera de recuperar hilo, cada vez que giro la manivela, él contesta con nuevas sacudidas de cabeza brutales, seguidas de una nueva carrera río abajo. Empiezan los gritos: -"no lo veo" ; "déjale hilo"; "ponte los guantes "; "saca la cámara".
Las piernas tiemblan tanto que la barca comienza a vibrar con nosotros. El animal se va cansando, el freno de mi querido Abu García cumple fielmente. La tensión está por las nubes, lo estamos acercando, lo tenemos realmente cerca. De pronto, y notando su cercanía a los gritos, el lucio sube como una bala a la superficie, pega un coletazo y se vuelve a sumergir, huyendo por debajo de la barca. Nos quedamos blancos! El tamaño sí importa, hemos visto poco, pero la panza grisácea confirma nuestros temores, nos va a costar mucho sacarlo. Ahora le hemos visto los dientes, ya sabemos a qué nos enfrentamos, hay que actuar con decisión y sangre fría, llevamos ya un tiempo con él y es hora de sacarlo del agua.
Los últimos momentos de la pesca de un lucio grande, no son tarea fácil, tienes que tener un concepto muy claro : esos dientes cortan mucho!
Lo pongo paralelo a la borda, está cansado y se deja llevar a la superficie, primera pasada: no podemos cogerlo. Empieza otra carrera. Sus coletazos ahora siguen siendo explosivos, pero está cansado y no puede mantener esa fuerza, con cada coletazo se aleja apenas unos metros. Nueva pasada, volvemos a intentarlo, volvemos a fallar. A la tercera, David se pone serio y hace honor a su reputación, ante la imposibilidad de coger al lucio por la branquia, David lo coge de la cabeza con ambas manos y en un movimiento maestro lo saca del agua y se lo planta sobre las piernas dentro de la barca, este tío vale!
Por fín lo tenemos, es una hembra de lucio muy hermosa y que nos dio una paliza terrible..
Ha costado mucho, y tenemos que liberar esa tensión acumulada (yo pensaba que se escapaba), empezamos a gritar de alegría, eufóricos nos hacemos las fotos, sin fuerzas.
El anzuelo extra en la spinner todavía sigue clavado por detrás del cartílago, la herida sanrga pero no tiene peligro, es limpia y creemos que curará rápido. Las fotos las hacemos en un plis, cuando la dejamos entrar al agua otra vez, no necesita de reanimación, y da un tremendo coletazo que nos moja la cara, la vemos huir a sus fondos de siempre...Esta escena, ésta y no otra, es la que las cámaras no pueden retratar, nos emocionamos y seguimos mirando al agua, como esperando a que salga otra vez a despedirse o algo, como empapando nuestra memoria de ese momento, de ese olor del río Júcar, del verde turquesa de sus aguas que tantas veces he visitado con mi padre desde pequeño, de tantos buenos momentos con amigos inseparables.
Llamo corriendo a mi padre, está en el pueblo comiendo con sus amigos de siempre, le cuento lo del lucio, alucina. Oigo que está con Antonio el poli, le dice que ayer sacó el piche uno de 16 kilos en el mismo sitio, dice él, en fin, he oído esas historias muchas veces...
Y qué? yo estaba con amigos, en mi río de siempre.
Ha costado mucho, y tenemos que liberar esa tensión acumulada (yo pensaba que se escapaba), empezamos a gritar de alegría, eufóricos nos hacemos las fotos, sin fuerzas.
El anzuelo extra en la spinner todavía sigue clavado por detrás del cartílago, la herida sanrga pero no tiene peligro, es limpia y creemos que curará rápido. Las fotos las hacemos en un plis, cuando la dejamos entrar al agua otra vez, no necesita de reanimación, y da un tremendo coletazo que nos moja la cara, la vemos huir a sus fondos de siempre...Esta escena, ésta y no otra, es la que las cámaras no pueden retratar, nos emocionamos y seguimos mirando al agua, como esperando a que salga otra vez a despedirse o algo, como empapando nuestra memoria de ese momento, de ese olor del río Júcar, del verde turquesa de sus aguas que tantas veces he visitado con mi padre desde pequeño, de tantos buenos momentos con amigos inseparables.
Llamo corriendo a mi padre, está en el pueblo comiendo con sus amigos de siempre, le cuento lo del lucio, alucina. Oigo que está con Antonio el poli, le dice que ayer sacó el piche uno de 16 kilos en el mismo sitio, dice él, en fin, he oído esas historias muchas veces...
Y qué? yo estaba con amigos, en mi río de siempre.