lunes, 25 de mayo de 2009

Un Lucio, ¿y ahora que hago?

Imprescindible artículo de obligada lectura para los amantes de la pesca.
Desde el equipo de "Salvemos al Lucio".


Ante la relativa escasez de lucios en nuestras aguas son muchos los pescadores que hacen salidas en su busca mentalizados de que lo normal seria no capturar ningún ejemplar. Dada esa escasez también nos encontramos con expertos pescadores de black bass que saben muy poco sobre el esócido, cuya pesca es considerada como supletoria, dirigida a paliar el aburrimiento durante los meses de invierno. Unos y otros se encontrarán de repente con un problema cuando consigan capturar un lucio.

Muy extraño sería que el pescador no supiese de sobra que la boca del lucio está repleta de cientos de increíblemente afilados dientes. Es de las pocas cosas que todo el mundo sabe y de donde parten la mayoría de dudas y miedos a la hora de acometer la manipulación del lucio.

Antes que nada deben tomarse una serie de precauciones: una es la de llevar consigo las herramientas adecuadas (fórceps, tenacillas y abrebocas) y la otra estar relativamente seguro de que el pez está cansado en su punto justo. Un lucio que intentemos asir estando demasiado fresco podría realizar violentísimas sacudidas que fácilmente ocasionarían que se nos cayese de las manos con los consiguientes daños para el animal o que a causa de esos cabezazos uno o varios de nuestros dedos se introdujesen en la parte de las agallas armada de afilados dientecillos provocándonos cortes y pudiendo además dañar las delicadas branquias del animal. Por otra parte un Lucio demasiado cansado es un lucio con demasiadas posibilidades de no superar el trance de la manipulación.


El punto justo podremos estimarlo observando las carreras que efectúa el pez cuando está ya muy cerca de nosotros, y esto es muy típico del lucio, que cuando conseguimos aproximarlo a la orilla y aparentemente doblegado saca de repente fuerzas para alejarse con potentes coletazos. Cuando estas carreras son cortas, lentas, alejándose el pez no más de 2-3 metros de nosotros, podemos considerar que está listo para ser manipulado con el fin de extraer nuestro señuelo de su boca y, opcionalmente, posar para la foto de recuerdo.


Si la orilla cuenta con pocos centímetros de profundidad es recomendable realizar la extracción del señuelo colocando al lucio de costado, sacando solo su cabeza del agua. ¿Pero como sujetar la cabeza del lucio? Llegados a este punto os aconsejamos realizar vuestras salidas acompañados pues el trabajo coordinado de dos personas en la manipulación es muy beneficioso para pez y pescador. En cualquier caso, para sujetar la cabeza del lucio debemos utilizar nuestra mano hábil cambiándonos si hace falta la caña de mano pero nunca soltándola. Procederemos colocando la mano sobre el opérculo de forma que nuestro pulgar esté sobre su cabeza y el resto de dedos debajo de esta. Deslizaremos los dedos hacia la mandíbula ejerciendo una leve presión hasta poder introducir índice y corazón en la primera hendidura desde fuera, la cual no está provista de dientecillos. Una vez introducidos índice y corazón rotamos la mano retirando el pulgar y procederemos, con esa sujeción, a colocar al lucio sobre su costado y levantar su cabeza para que él solo abra la boca, que será cuando coloquemos el abrebocas para mantenerla así y que no se produzca ningún desagradable accidente.


Hay que mencionar que todo esto ha de hacerse con templanza y rapidez puesto que con el lucio el tiempo es vida. Con las fauces abiertas delante de nuestros ojos haremos una rápida evaluación de la situación. Si el o los anzuelos están clavados en vómer o agallas no debemos intentar extraerlos, lo que causaría una grave hemorragia, sino cortar la tija del anzuelo a ras con la ayuda de las tenacillas. Los anzuelos situados en el resto de la boca los retiraremos sirviéndonos de los fórceps siendo aconsejable realizar tirones secos en la dirección contraria a la que está clavado el anzuelo. Recomendamos el uso de señuelos provistos de un único anzuelo simple que además de minimizar el daño ocasionado al pez, son un anclaje más seguro en su boca que los anzuelos triples, lo que redundará en una menor pérdida de capturas. Grandes, torcidos y afilados anzuelos simples pueden ser reemplazados por los triples en aquellos señuelos que vistan estos últimos. Cada anzuelo extra es un problema más.


Una vez extraído el señuelo, y si queremos hacernos una foto con el animal, siempre con el pez en posición horizontal, podemos levantarlo sujetando su cabeza como hemos descrito antes y apoyando su peso en nuestra otra mano a la altura de la aleta anal, o cuando el tamaño lo permita asiéndolo por el pedúnculo caudal.


A estas alturas la inmensa mayoría de los pescadores que practican un captura y suelta sistemático y por convicción, saben que es una barbaridad sujetar e izar al lucio introduciendo los dedos en sus cuencas oculares. Además, jamás debemos de reposar este ni ningún otro pez sobre el suelo con la excepción de la hierba mojada, pues de lo contrario dañaríamos la mucosa protectora dejando al pez a merced de infecciones y enfermedades. En ocasiones puede hacerse necesario llevar con nosotros una superficie plástica que podemos guardar plegada, para desplegarla y humedecerla cuando la profundidad de la orilla nos impida proceder como hemos detallado con anterioridad, y sea necesario colocar el lucio sobre el suelo para extraer el señuelo.


Sin aun con todas las precauciones recibimos algún corte debemos lavar rápidamente la herida pues la saliva del lucio tiene propiedades anticoagulantes, lo que provocará que que la herida no deje de sangrar hasta que sea limpiada.


Para liberar al pez lo sujetaremos con nuestra mano hábil por el pedúnculo caudal y la otra por debajo de su cabeza, dirigiendo el lucio hacia aguas abiertas y moviéndolo hacia delante y atrás para que el agua circule por sus branquias. Esto lo haremos hasta que el pez de aleje por si mismo de nuestras manos. Siguiendo estos pasos habremos manipulado y liberado correctamente a un animal que tanta satisfacción nos ha producido y cuya fragilidad hemos de tener siempre en mente para que cada vez realicemos una manipulación mas correcta y rápida en beneficio de pez y pescador, pues viéndolo de forma egoísta, un lucio correctamente devuelto es una ayuda inestimable para asegurar la pesca del futuro.


Esperamos que este breve articulo, que desde Salvemos al Lucio y con toda nuestra ilusión y empeño por mejorar la penosa situación del lucio, hemos elaborado, os haya parecido útil o interesante. Aprovechamos además para pediros que os unáis a nuestra lucha que es por una causa justa y hermosa.


Un saludo.


El Equipo de Salvemos al Lucio.

1 comentario:

Roberto dijo...

tengo una cosa que contradecir en este articulo, al soltar al lucio no se le debe balancear de atrás a delante pues así se le marea, simplemente hay que introducirlo suavemente en el agua y agarrarlo con suavidad hasta que pueda marcharse nadando sin esfuerzo.