miércoles, 21 de octubre de 2009

Consejos a la captura del primer lucio

Esta guia ha sido sacada de http://www.granpesca.com/ en la parte de escuela.

Después de darle vueltas y más vueltas, ha llegado el momento de todos aquellos que desean introducirse en el mundo de la pesca de este exócido se dispongan a realizar la primera salida con la única intención de capturar su primer lucio. Siempre se sabe que habrá una primera captura, pero esta pesca engancha tanto, que no habrá una última captura.El lucio pescado desde orilla a lance ligero, es una modalidad ideal para introducirse en el maravilloso mundo de la pesca, y no principalmente por el número de capturas, sino por la interrelación que se establece entre el pescador y el medio, y por supuesto la posibilidad de capturar un gran pez.


El lucio, si está apostado en la orilla nos detectará fácilmente sino prestamos una atención especial al ruido que se hace al andar por las orillas.





Empecemos por el principio.

Cuando, por uno mismo se decide iniciarse en la pesca, el tiempo transcurre muy lento y cuesta avanzar y prosperar en una pesca muy sencilla, dónde ciertas reglas básicas transmitidas de pescador a pescador o leídas en un artículo, ayudarán a avanzar y a tener día a día más y mejores capturas.

Para comenzar una jornada de pesca, lo primero que hemos de hacer es seleccionar el destino. El lucio abunda en las aguas españolas y desde cualquier Comunidad podemos estar pescando esta especie en menos de dos horas en la mayoría de circunstancias. Buendía, Entrepeñas, Benagéber, Jarosa, Cíjara, Orellana, García de Sola, Río Esla, Río Gállego, Boadella, ... son algunos de los destinos más elegidos por el pescador de este depredador. Cuando se desconoce el lugar, es mejor parar a conversar con los pescadores de la zona, intentando “sonsacar” los lugares calientes del río o embalse. Es difícil que alguien te cuente “sus lugares”, pero cualquier “pista” que nos proporcionen será de gran ayuda a la hora de escoger el lugar donde lanzar nuestro engaño.

Una vez en la ribera u orilla, debemos escoger que artificial anudar observando las condiciones del agua y del medio en general. Se debe elegir el señuelo bajo unos factores principales: hora del día, profundidad, temperatura –para localizar al pez- y color del agua. Respecto a la hora del día, está directamente relacionado con el color del agua y con la época del año. En otoño, invierno y primavera, exceptuando el período post-freza, el lucio se acerca a las orillas más a menudo que en verano, donde en esta estación, buscará, a medida que aumente su tamaño, la profundidad. Los lucios más pequeños, se desplazarán sólo unos pocos metros en los dos sentidos: vertical y horizontal, en cambio los de gran tamaño – a partir de 5 kilos- se ocultarán y minimizarán sus movimientos, exceptuando presas seguras, como puede ser un señuelo trabajado muy lentamente.

Con la hora del día ocurre exactamente lo mismo en los desplazamientos respecto a los tamaños y acercamiento a la orilla. A las primeras y últimas horas del día ofrece una mayor actividad, mientras en el resto del tiempo, sus movimientos se reducen. Esto se aprecia de una manera más marcada en los días cálidos de primavera, verano y otoño.Con esta información sobre la situación del pez se debe hacer balance y sacar una conclusión para responder a la pregunta de dónde se encuentran los peces en cada momento.


Respecto a la tonalidad del agua, nos indica el color y tipo de señuelo a emplear. Con aguas cristalinas, los señuelos tenderán a ser más pequeños –en peces artificiales de 10 a 15 centímetros es suficiente- y a la vez colores más realistas o parecidos con las presas –cangrejos- o peces pasto que constituyen la dieta del exócido en ese medio. Por el contrario, cuando las aguas están turbias o tomadas, los señuelos deberán tener colores más llamativos que faciliten al pez la fácil localización del engaño, aumentando también el tamaño hasta llegar incluso a 19 centímetros, que es fácilmente atacado por peces de más de un kilo de peso.
Aún después de esta simple lógica existen ciertos sectores de pescadores, expertos en este pez, que afirman que el lucio ataca por extrañamiento o excitación que le produce el artificial de colores muy vivos o incluso en tonos fluorescentes como el chartreuse –amarillo fluorescente-.



Foto: Chartreusse y verde lima: una combinación explosiva para lucios en pleno invierno.


El lucio presenta una boca poderosa, que no tendrá problemas en causarnos dolorosas heridas sino tratamos al pez con cuidado.

Una vez que ya tenemos anudado al final de nuestro sedal el artificial “campeón”, el siguiente paso es lanzar lo mas alejado de la orilla posible. Eso sí con cierto orden y también hacia ciertos lugares.

Se ha de lanzar como de un abanico se tratase, siempre haciendo la primera lanzada paralela a la orilla en la dirección hacia la que se camina, haciendo cada vez un ángulo mayor con la orilla, con un último lance completamente vertical a la orilla, de frente a la masas de agua. Esto se hace por que el lucio puede apostarse a escasos metros de la orilla, cosa que ocurre con una frecuencia superior a la que se piensa.

Los lugares “calientes” en los que se suele refugiar el lucio son grandes árboles sumergidos – si crea agujeros bajo su tronco, mejor.-, las rocas que hacen sombras y huecos entres otras y en general cualquier obstáculo que cree un lugar donde ocultarse de sus presas, ya que el lucio ataca por sorpresa desde su apostadero.Una de las principales dudas que asalta al pescador amateur, es el que hacer cuando tenga esa ansiada picada.

El truco consiste en una vez sentida la picada – y seguro que se siente- dar un golpe de muñeca seco a la caña en la dirección contraria a la que se ha lanzado – para clavar al pez- y nunca andar hacia atrás, ya que esto produce gran cantidad de perdidas de capturas al no tensar la línea de una manera continua y en ciertas ocasiones al dar un paso destensarla.
El paso siguiente y ultimo es hacer un bonita foto del primer lucio capturado y después soltarlo a su medio natural, para poder disfrutar de la pesca en otra ocasión. ¡Mucha suerte!

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